DE LA PALADINA ALICIA AL HIJAB DE NAJWA
Alicia
se aproximaba a lo que iba a ser el
anuncio oficial de su compromiso matrimonial con un aristócrata acorde con su
rango, la adolescente a quien le gustaba soñar y viajar estaba a punto de convertirse
en una mujer comprometida cuyo futuro seria tener hijos rollizos y criarlos
acorde con su estatus económico y moral de la Inglaterra Victoriana.
Pero
a Alicia, a nuestra Alicia le gustaba andar sin medias ni corsé y viajar por
lugares desconocidos probando cosas nuevas.
Alicia
consiguió su sueño, luchó contra lo que el conejo, el sombrerero o los mellizos
esperaban de ella para ser ella misma, para ser la propietaria de sus sueño,
tal fue así que, cuando volvió de su viaje por el mundo de las maravillas,
Alicia se negó a casarse con el novio
que le habían buscado y alardeando de que no llevaba ni enaguas ni medias, dio comienzo a lo que sería su trabajo de
comerciante por el extremo oriente.
A
veces las cosas más nimias se convierten en trascendentes en las vidas de las
adolescentes, nimias para lo adultos o para los que tienen otras opiniones.
Si
Najwa decide en estos días vestirse con el Hijab, no decide dejar de realizar
las clases de educación física ni dejar de asistir junto con sus compañeros
masculinos al aula para recibir su instrucción en el instituto de su barrio, lo
que decide es ponerse las enaguas y las medias de una adolescente del siglo XIX.
Cubrir
la cabeza no es un símbolo religioso como a veces se insiste en hacer ver, las
mujeres de todas las culturas han llevado el pelo cubierto por respeto,
decencia, buenas maneras etc. es decir, por sometimiento a normas de decencia
que establecían las diferentes sociedades.
Las
españolas se cubrían las cabezas hasta bien entrado los años 60 para acudir a
las ceremonias religiosas, las mujeres judías se cubren el pelo bien usando un
pañuelo al uso o una peluca.
Llevar
el Hijab tiene más unas implicaciones de socialización acorde con unas reglas
de conducta de tu grupo de referencia, que harán que mañana puedas casarte con
un miembro de tu comunidad, que seas considerada una “buena niña” bien socializada bajo “las buenas costumbres”, es decir tendrá oportunidad de
acceder a un matrimonio acorde con los valores asociadas a las “buenas costumbres”.
Al
igual que las mujeres españolas hemos tenido que trabajar duro para llevar
pantalones, cortarnos el pelo, dejar de llevar enaguas o salir por las noches
como fruto de nuestra independencia y autonomía las mujeres españolas de otras
religiones lo harán igual o no, eso dependerá de ellas. Ellas son las que deben
escoger las maneras y las estrategias para ahormar su independencia y asumir
los costes de la misma. La libertad nunca se otorga si previamente no hay un
forcejeo y se demuestra que estás dispuesto a luchar para conseguirlo.
La
cuestión entonces ¿si el hijab no esta suponiendo una merma en su instrucción,
ni en su socialización, como ha ocurrido en otros casos? ¿Cuál es la razón de
forzar la voluntad para crear un conflicto al que se sumen otras cuestiones que
hagan complicar más el problema?.
Los
códigos de conducta aprobados por determinados centros educativos pueden
generar mas conflicto de los que resuelven. ¿Porque tenemos la necesidad de
normativizar todo? El Reino Unido es uno de los países que más años lleva
lidiando con la diversidad cultural y donde los conflictos se han intentando
resolver analizando cada caso concreto.
Recuerdo
el conflicto que se creo a principios de los años 90 con el turbante de los Sij
y el código de la circulación. Si un Sij conducía un ciclomotor sin el
imprescindible casco era multado por infracción del código de la circulación,
resultado final o los Sij no conducían motocicletas o se quitaba el turbante;
la solución fue otra distinta, se diseñó y comercializó un casco para las
motocicletas que pudiese ser usado con el turbante.
Si
a cada uno de los problemas que se nos presenta por el aspecto, costumbre o
comportamiento de las diferentes grupos étnico con los que inevitablemente
vamos a convivir, hacemos un “casus belli”
en pocos años no vamos a dar abasto. Se trata de hacer posible la
diversidad sin que ello conlleve guetos ni tiranías de unos sobre otros y de
dar elementos para que cada uno acceda a su propia forma de liberación,
entendiendo que tan válido es ser una aventurera sin enaguas como una mujer que
decide ser ama de cría. Eso si, si se me permite creo que ser viajera y no
llevar enaguas es más divertido pero también debemos intentar rebajar los
precios sociales que se pagan por la emancipación.
Una
sociedad es más democrática no por el mayor número de códigos que posea, sino
por la capacidad de sus ciudadanos para desarrollarse más fácilmente, por el mayor número de oportunidades para
cambiar si se han equivocado o las posibilidades para desarrollar aquello que
durante años no pudieron hacer.
Nuria
Roldán Arrazola
Comentarios
Publicar un comentario