Parlamento y ciudadanía (II)
En una democracia la ciudadanía no puede percibir a sus representantes públicos como un problema para el desarrollo democrático. Si esto fuese así, staríamos poniendo en cuestión la esencia misma de la democracia. La muy extendida percepción de que los partidos políticos no son hoy instrumentos eficaces de participación social, sino más bien instrumentos de ascenso social, que favorecen a los arribistas que han convertido la política en su oficio, genera grandes problemas para los que seguimos considerando que los partidos políticos son piezas fundamentales en nuestro engranaje democrático. Hay una discusión generalizada sobre la capacidad de nuestros representantes políticos, que lejos de conocer los mecanismos mismos de una administración deben rodearse de una pléyade de cargos de confianza política, que son igual o más ineficaces que los primeros. Ésta nos está provocando dudas considerables sobre la eficacia de nuestras administraciones para resolver los problemas de la c