PARLAMENTO Y CIUDADANÍA (I)
El actual debate sobre el sueldo de sus señorías responde a la demanda de ejemplaridad de aquellos que legislan los recortes económicos de sus representados. Fuera ya de los consabidos golpes de efecto demagógico ante la proximidad electoral, un análisis más detallado debe hacernos reflexionar acerca de la aportación de los parlamentarios en la mejora y tratamiento de los temas de la Cámara; para ello debemos hacer una pequeña genealogía. Las Cortes fundacionales de 1977 deciden fortalecer a los partidos frente a los parlamentarios y establecer una notable rigidez de incompatibilidades. Estos dos elementos producen que, por un lado, sea difícil visibilizar el trabajo de sus señorías y, por otro, que la Cámara constituida por un 78% de funcionarios no sea representativa de la diversidad socioeconómica de la sociedad española. Si por un lado los salarios que perciben sus señorías por su servicio a la ciudadanía no parece ser excesivo con respecto a nuestro entorno europeo, no es