Aletear de mariposas
Lo encontré solo sentado a la mesa con una copa de vino blanco, y ante mi protocolaria pregunta contestó: “No, no estoy solo. Estoy conmigo mismo”. Y después, dejando pasar un brevísimo segundo, para captar mi atención, apostilló: “Cada día me gusta más estar conmigo mismo”. Este frontispicio del hombre moderno, blanco, occidental y de clase media, puede ser el proceso consciente, maduro y sereno de un devenir en el Ser. El ser sujeto de su destino, de su autonomía, en definitiva de un largo proceso intelectual y emocional que lleva a que el ligero y sutil aletear de las mariposas no suponga un tsunami, sino un sencillo, refrescante y bello aleteo de mariposa. Puede ser el resultado de la híper protección a la que nos lleva el no ver cumplidas nuestras expectativas sobre los demás, de haber esperado más de lo que nos podían o querían dar; puede ser la forma que toma nuestra propia inseguridad por la consciencia de nuestra vulnerabilidad. Esta híper protección a la que nos sometem