Parodia o mascarada
Noventa medios de comunicación, diez de los cuales eran extranjeros y uno de ellos chino. Ni una sola reflexión al gobierno económico de la Unión, tan sólo una ocurrencia para solicitar a éste una ampliación del proceso de adaptación del ajuste.
Ni una sola consideración de la economía europea dentro de la economía mundial. Ni una sola reflexión o planteamiento sobre el nuevo marco productivo en el que deberemos movernos.
Un cara a cara que lejos de facilitar elementos para la reflexión y el ejercicio de ciudadanía se convirtió en más de lo mismo.
No se pretendía explicar, ampliar o anunciar medidas o proyectos, sino no perder votos, como si éstos fuesen inmóviles o estuviesen atados con nudo deslizante a los dedos de los candidatos.
El eslogan fue, desde mi punto de vista, menos es más. Menos reflexión, menos transparencia, menos autocrítica, menos fortaleza. Más votos.
El cara a cara estaba anclado en la forma de hacer política de hace veinte años.
Lo importante anoche era asegurarse llegar a La Moncloa, aunque ya poco se vaya a decidir en La Moncloa.
¿Donde está la reflexión sobre la internacionalización de la economía, la ciudadanía global o la igualdad en el acceso a los recursos? ¿Qué parte de la teoría política que sustenta la moneda única no hemos entendido? ¿Cómo se puede hacer un debate de política nacional sin hablar de la supranacionalidad que estamos construyendo?
Unos comentaristas que, lejos de arrimar el hombro de la sana discusión, tan sólo ponían la vista en quien era el ganador de la jornada. ¿Ganador de qué?, ¿de la mediocridad? Anoche debía ganar la democracia, la transparencia, la dignidad de doce millones de televidentes que estoicamente se sentaron delante del televisor, para ver si sus prohombres tenían algo que decirles.
Unos prohombres que no se caracterizan por ser desconocedores de la práctica política. Ambos llevan desarrollando cargos institucionales desde hace más de treinta años, ambos no cogen una guagua desde que empezaron a afeitarse y han olvidado lo que es la imaginación, la frescura o la capacidad de asombro.
Encorsetados en sus guiones, detalladamente preparados por sus asesores, mostraron la cara más inútil de la política.
El escenario, eso sí mediado por un periodista más preocupado por el control del tiempo y las normas previamente pactadas que por hacer su labor de profesional de la comunicación, nos recordaba a un escenario de marionetas donde los hilos no se ven, pero se sienten.
Mientras tanto la abstención, el voto nulo y el voto en blanco siguen en aumento.
Como decía Romanones, la mejor salida por Irún.
Nuria Roldán-Arrazola
Muy oportuna la foto en relación al contenido de la reflexión. No puedo estar más de acuerdo.Desconocen las técnicas más básicas del debate y del periodismo.
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