VUELO GALLINACEO


                     El muro que habla a los ciudadanos que habitan en el norte de la isla de Tenerife.

El intento de usurpación del simbólico muro de ANONIMAN por parte de simpatizantes del PP en la tarde de ayer, nos pone de manifiesto la carencia de autonomía y desarrollo democrático de los hoy miembros de algunos partidos políticos. Alejados de una teoría política donde los partidos son  facilitadores de ciudadanía, de diálogo político y social y no usurpadores de espacios ciudadanos que intentan anular la independencia de estos.
Los acontecimientos de ayer, que tuvieron antecedentes similares en las pasadas elecciones de Mayo, ponen de manifiesto todo lo contrario de lo que debe ser un ejercicio ciudadano y democrático, respetuoso con el trabajo ajeno y la autonomía moral.
No es ni casual ni baladí este tipo de acontecimientos pues denotan, un nulo respeto por la acción política fuera de las instituciones o de los partidos.
Desde las primera elecciones democráticas y más especialmente en los últimos años los partidos políticos pretenden ser los únicos representantes de la voluntad política y ciudadana, los únicos interlocutores  válidos para la actividad pública y los únicos con legitimación para hacerlo.
Sólo el escaso conocimiento político, la sinrazón del comportamiento humano o la dejación del poder de la ciudadanía pueden permitir tal atropello.
Al igual que las gallinas no levantan el vuelo por carecer de la fortaleza que les permite levantarse una cuarta del suelo, de la misma manera los partidos políticos carecerán de la fortaleza para lanzar su mirar hacia el horizonte y reformular su vuelo para ejercitar la tan necesaria vista de pájaro que nuestra convivencia democrática y los grades retos políticos y ciudadanos que tenemos por delante exigen, para ello debemos abandonar el corral y desplegar las alas de la libertad para poder volar.
Si los partidos políticos dejaron de ser escuelas de ciudadanía para convertirse en maquinarias de poder donde todo vale, los ciudadanos debemos, desde nuestros respectivos lugares, ponerles freno y plantarles cara con la palabra, la reflexión y la conciencia, que son en democracia, las únicas herramientas para limitar la acción política desaforada y salvaje.
Si hoy nos congratulamos del fin de la violencia en nuestro país y del triunfo de la democracia esto debe tener una traducción directa en nuestros comportamientos políticos cotidianos.
La manipulación y usurpación de símbolos suele ser una práctica política de dominación muy común en nuestras sociedades, tan solo tenemos que echar ligeramente la vista hacia atrás y no creo que esto sea lo deseable, ni recomendable, por lo que se impone una declaración política de los responsables de estos comportamientos y el esclarecimiento de la posición al respecto de la organización política en cuestión.
Las gallinas no salen  nunca del corral.

Nuria Roldán-Arrazola


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