CROQUETAS Y MASCULINIDAD

es raro ver a un hombre cocinando y sobre todo e él...

¿Que cambios deben producirse en nuestras sociedades para que de forma habitual los varones realicen tareas productivas y de cuidado (reproductivas) de forma simultánea?. Si el mayor número de rupturas matrimoniales tiene lugar en la franja de edad, tanto de hombres como de mujeres, entre  los 40 y 49 años, y en el 87,5% [1]el pago de las pensiones alimenticias correspondió al padre frente a un escasísimo 5,3% que correspondió a la madre. Podemos seguir afirmando que existe un patrón de comportamiento económico-afectivo muy asentado en nuestra sociedad por el cual el cuidado de los menores queda en exclusividad a cargo de la madre.
Teniendo en cuenta que el pago de pensiones compensatorias no son una realidad muy extendida en nuestras separaciones y/o divorcios, se puede inferir que las mujeres separadas y/o divorciadas son mujeres mayoritariamente trabajadoras, es decir, mujeres que hacen coexistir de forma permanente su función productiva y de cuidado, es decir realizan trabajos profesionales e intelectuales de forma coincidente con el cuidado de menores, es más diseñan sus trayectorias profesionales acorde con cuando, cómo y cuántos hijos desean tener.
Esta realidad, cada día más extendida, debería producir un cambio sustancial en los patrones de comportamiento masculinos, es decir deberían seguir produciendo al mismo tiempo que ocupan sus cabezas en detenerse a realizar la lista de la compra o cocinar una bechamel para las croquetas.
Planificar las tareas semanales de cuidad e higiene, no solo de sí mismo, sino de su inmediato entorno.
Hombres y mujeres Divorciados, Hipotecados y Reproducidos (DHR) deben recolocarse en el nuevo mercado de las relaciones personales sabiendo qué es lo que les cabe esperar, qué están dispuestos a ofrecer y qué demandan de las nuevas relaciones.
Reproducir sin más los modelos del pasado basados en una división sexual del trabajo, no resulta excesivamente gratificante.
Bien es cierto que si atendemos a la presentación de la demanda de divorcio en un 32,5% de la esposa frente a un 19,6% del marido, parecería indicarnos que los varones no suelen mostrar tanto malestar  y por ende se encuentran más cómodos con el citado contrato entre sexos, donde la carga del trabajo reproductivo recae mayoritariamente sobre las espaldas de las esposas.
En estos momentos podría decir que son las esposas las que emprenden las acciones legales para las separaciones o divorcios porque el contrato no les sale a cuenta. No es menos cierto que la posibilidad de crear nuevas relaciones afectivas dependerá de la capacidad y necesidad de cambio que los hombres sean capaces de producirse a ellos mismos. Sino fuera así se estaría apostando de nuevo por un modelo altamente trasnochado y poco satisfactorio.



[1] INE, Estadísticas de Nulidades, separaciones y Divorcios en España 2010

Nuria Roldán-Arrazola

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