LIDERESAS I
El lugar de las mujeres en las listas electorales de la próxima contienda electoral está provocando diferentes reflexiones.
Desde la aprobación en el 2007 de la Ley de Igualad los partidos están obligados a la configuración de listas en las que ninguno de los sexos podrá estar presente en menos del 40% en cohortes de cinco. Esto asegura la representación más o menos igualitaria de mujeres y hombres en las listas, que no es una cuestión baladí en una democracia representativa, pero la cuestión de liderazgos políticos es algo mucho más complejo que depende de diferentes factores a los que intentaré apuntar.
Los liderazgos políticos más representativos de nuestras democracias occidentales léase; Angela Merkel, Michelle Bachelet o Hilary Rhodan Clinton. Cada una de ellas tiene características diferentes; en los dos primeros casos ambas accedieron a su condición de líderes desde el ejercicio de cargos políticos institucionales y ante una crisis de sus respectivas organizaciones que no encontraban candidatos de consenso. Ambos casos tenían una dilatada experiencia política y habían creado una red bien tramada de relaciones e influencias sustentadas en alianzas con los hombres.
La trayectoria política de Hilary se vio afectada por la resolución que dio a las infidelidades de su marido, que la hizo perder credibilidad en sus alianzas con las mujeres, esto junto a un cuestionamiento de establisment político de los demócratas dio el triunfo a un afroamericano contra todos los pronósticos.
En el Estado Español las alianzas políticas de las mujeres están sustentadas en alianzas con varones, son éstos los que facilitan su presencia político institucional Cospedal, Sáez de Santamaría, Chacón o la propia Jiménez; todas ellas sobradamente capacitadas para el ejercicio de un liderazgo político, pero también todas ellas carentes aún de un fuerte liderazgo territorial, por ello su liderazgo es por delegación y por ello también son fácilmente sustituibles.
Bien es cierto que tanto Cospedal como Chacón se han confrontado electoralmente y ambas han salido reforzadas en esas contiendas.
Caso aparte merece el estudio de la lideresa más relevante de nuestro país que preside una CCAA, tanto Gallardón como Rajoy han intentado apearla de su posición con idéntico resultado y es que Esperanza Aguirre tiene una larga trayectoria política, afianzada en factotum económicos que la hacen poder prescindir del apoyo de los barones de su partido.
Analizar con precisión estos y otros elementos se hacen necesarios para un análisis más en profundidad de las características de los liderazgos políticos si queremos salir de los puros elementos de la prensa rosa.
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