LOS SUPERHÉROES Y LA PATERNIDAD
Nuestras sociedades complejas, fruto de la industrialización en lo económico y del judeo-cristianismo en lo social, nos recuerdan de manera constante el papel de los progenitores varones a lo largo de nuestro devenir como personas.
La tradición judeo-cristiana incorpora en una sola figura al padre y al genitor, evitando con ello nombrar de forma separada las dos funciones, a saber la acción de engendrar, el genitor, y la de referente social y de cuidado que inexorablemente conlleva la función del padre.
Ambas funciones se nombran a través de una sola, la de padre.
Si el padre resulta tan necesario para la socialización y por ende para el control sobre la violencia, se hace extraño imaginar la desaparición del padre en nuestros modelos sociales.
Esto es justamente lo que acontece en la caso de los súper-héroes, son modelos de representación social que, sin embargo carecen de figura paterna.
Los súper-héroes, no solo son huérfanos sino que ninguno de ellos son padres en sí, salvo el caso reciente de la familia de supers “Los Increíbles”. Los supers aparecen atrapados en un deber que les ha sido trasmitido por la carencia misma del padre o grupo de referencia.
Sí la asignación de un menor a un grupo de parentesco está en la esencia misma de una sociedad, de un orden social, ¿Qué ocurre cuando éste sujeto no se encuentra adscrito a ningún grupo social?.
El elemento común a todos los súper-héroes no es le hecho de tener súper poderes, sino tener la obligación de hacer el bien a los demás, de salvar a la humanidad, aún en contra de ellos mismos.
En lo que parecen coincidir los trabajos mas recientes sobre la paternidad es en definirla como un haz de relaciones, deberes y derechos, creados por un orden social que responde a las necesidades de los grupos.
Los súper-héroes aparecen dotados de una serie de atributos físicos o intelectuales que les hacen superdotados y que además ponen ese súper poder al servicio de la sociedad; sin embargo ellos se encuentran completamente desprotegidos, son sujetos carentes de una infancia, entendida como un espacio de amor y ausencia de responsabilidades.
Si aprendemos a ser personas de forma colectiva y en el seno de un grupo de parentesco, resulta interesante desenredar la maraña que rodea a uno de los mitos más relevantes de nuestro modelo cultural y la función que cumple en la representación de modelos y valores dominantes.
Los superhéroes encarnan los valores mas destacados de nuestra sociedad, la fuerza y la individualidad, el cómo éstos toman forma en el concepto social de la persona y por ende en la asociación de valores al género, como por ejemplo, la fuerza, la velocidad como parte de un modelo dominante de masculinidad, mientras que la elasticidad, o la invisibilidad son superpoderes adjudicados al modelo de feminidad dominante y por ende a las superheroínas.
La fijación de estos poderes en hombres y mujeres súper, enfatizan y reafirman las condiciones de desigualdad, en lugar de un modelo más equitativo y respetuoso con la convivencia entre mujeres y hombres en pie de igualdad.
Si cada sociedad y cultura construye el orden social que le es necesario habría que ver que elementos podríamos introducir para construir unos modelos de súper mas acordes con nuestras actuales necesidades.
Los súper responden a una sociedad que fomenta la inmadurez social e individual colocando la fortaleza en personajes individualizados que se arrogan la responsabilidad de salvar a “los otros”.
A qué responden realmente y por qué se encuentran en el entramado mismo de nuestras identidades.
Nuestro trabajo tiene como objetivo mostrar las contradicciones entre el modelo que representan los súper-héroes y las necesidades de un modelo masculino más democrático y socializado con los valores de la equidad y la diversidad; Valores presentes en una sociedad basada en una socialización que promueve una infancia saludable y respetuosa en línea directa con una paternidad social y diversa.
En los últimos años estamos recibiendo una nueva ola de súper tanto en el auge de películas como en los video juegos, son nuevos soportes pero con contenidos muy similares, incluso con al aparición de las súper-heroínas, ahora también en formatos preadolescentes ( Kick Ash) nuevos modelos para nuestros preadolescentes fundados en la desaparición de la figura materna y la exaltación de las habilidades físicas en el manejo de las armas.
La aparición de estos nuevos preadolescentes criados sin figuras maternas, con un único referente paterno-filial, que suele ser masculino, exacerba un modelo violento donde la identidad se encuentra con una relación directa con el manejo de las destrezas físicas, de las armas y del poder para controlar las emociones.
Pretendemos señalar estos elementos para el debate y provocar la reflexión en el alumnado de 4º de Secundaria y 1º y 2º de Bachillerato de tal forma y manera que sean éstos los encargados de proponer nuevos modelos, a través de materiales didácticos que al mismo tiempo sirvan para el aprendizaje del inglés como materia curricular.
El reto es no mostrar modelos definidos previamente cerrados ofreciendo al alumnado la capacidad de crear sus propios modelos afianzando así su aprendizaje basado en la observación activa y la toma de decisiones.
La búsqueda de referentes democráticos, que permitan construir identidades plurales, acordes con el respeto y la igualdad entre los géneros podrían generar nuevos referentes que hagan de la equidad un valor constitutivo de la convivencia en lugar de la exclusión como elemento constituyente de ciudadanía.
El proyecto pretende elaborar materiales que abunden en la autonomía del alumnado para crear sus propios modelos en lugar de ofrecerles estos de forma cerrada y definida.
Nuria Roldán –Arrazola
Antropóloga Social
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